Miles marchan por la educación pública: demandas urgentes para las universidades

El jueves 22 de mayo fue un día de movilización y exigencia para la comunidad universitaria en Argentina. Miles de personas se congregaron en respuesta a la convocatoria realizada por FEDUBA, ADUBA, APUBA y la FUBA, para marchar desde Plaza Houssay hasta el Palacio Pizzurno. Esta manifestación, que reunió a más de 10.000 personas, fue un claro mensaje al gobierno nacional sobre las demandas urgentes de la comunidad académica.

La marcha fue un grito colectivo por demandas específicas y cruciales para el funcionamiento y la sostenibilidad de las universidades. Entre las exigencias principales se encontraban la apertura de paritarias, la recuperación salarial, la aplicación de los convenios colectivos, el aumento de las becas estudiantiles y la promulgación de una ley de financiamiento universitario. Estas demandas reflejan las necesidades básicas para garantizar la calidad educativa y las condiciones laborales justas para los trabajadores universitarios.

El documento leído al final de la marcha en el Palacio Pizzurno fue contundente: la comunidad universitaria no permitirá que sus instituciones ni sus salarios sean utilizados como variables de ajuste para alcanzar el déficit cero. Esta declaración de intenciones marca una posición firme contra las políticas de ajuste y por la defensa de la educación pública y de calidad.

El Secretario General, Pablo Perazzi, destacó la importancia de la unidad en la lucha por los derechos universitarios. Su mensaje fue claro: “Construimos esta marcha como el germen de un camino de unidad en la UBA con una orientación clara: dar la pelea contra un gobierno que ajusta y entrega la soberanía. El desafío ahora es volver a nacionalizar el conflicto.” Estas palabras señalan el camino hacia una mayor cohesión y movilización, no solo dentro de la Universidad de Buenos Aires, sino a nivel nacional.

La marcha del 22 de mayo no fue solo una manifestación de descontento, sino un llamado a la acción. La comunidad universitaria ha demostrado su fuerza y determinación para luchar por sus derechos y por la educación pública. Ahora, el desafío es mantener esta unidad y presión para lograr cambios significativos en las políticas educativas y laborales. La voz de la comunidad universitaria ha resonado fuerte y claro en las calles, y su eco deberá ser escuchado por quienes toman decisiones.

Carlos Alberto Leiva

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