En el centenario de su nacimiento, recordamos al escritor argentino Haroldo Conti, cuya narrativa nos transporta a un mundo de personajes marginales y olvidados. Su literatura es un canto simple y sincero, nacido del corazón, como él mismo lo describió: “Contá la historia de la gente como si cantaras en medio del camino, despojate de toda pretensión y cantá, simplemente cantá con todo tu corazón”.
La vida de Conti fue tan diversa como su obra. Fue periodista, piloto de avión, seminarista, navegante, nadador de aguas abiertas, guionista de cine y docente de latín. Su pasión por la narrativa lo llevó a crear personajes como el Boga, protagonista de su primera novela, “Sudeste”, publicada en 1962.
“Sudeste” es una obra que nos sumerge en el mundo del Delta, donde la naturaleza y la soledad se entrelazan con la delincuencia y el crimen. El Boga, el personaje principal, es un sobreviviente que se deja llevar por las aguas que conoce como la palma de su mano. La narrativa de Conti tiene influencias de Hemingway, Fray Mocho y Albert Camus, y su experiencia en el cine se refleja en la impronta cinematográfica de su escritura.
La obra de Conti es un llamado a escuchar las voces de los olvidados, de aquellos que no están invitados al “gran banquete de la civilización”. Su legado literario nos recuerda la importancia de cantar con el corazón y de contar historias simples y sinceras.
Pero la vida de Conti también estuvo marcada por la militancia política y la represión. Como miembro del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), su compromiso con la justicia social y la lucha por los derechos humanos lo llevó a ser secuestrado en 1976, en plena dictadura militar argentina. Su desaparición forzada truncó su carrera literaria y lo convirtió en una víctima de la violencia estatal.
A pesar de la tragedia que rodeó su vida, la obra de Conti sigue siendo relevante y actual. Su narrativa nos invita a reflexionar sobre la condición humana, la soledad y la búsqueda de sentido en un mundo complejo y a menudo hostil.
En “Sudeste”, Conti nos muestra la importancia de la naturaleza y la relación del hombre con el medio ambiente. El Delta es un espacio de libertad y supervivencia, pero también de violencia y muerte. La novela es un reflejo de la realidad social y política de la época en que fue escrita, y su estilo literario, que combina elementos de la narrativa existencialista y la poesía, crea una atmósfera única y envolvente.
La influencia de su padre, un tendero ambulante y fundador del partido peronista en Chacabuco, se refleja en su amor por la narrativa y el contar historias. La experiencia de Conti como seminarista y su posterior abandono de la vida religiosa también pueden haber influido en su visión existencialista y su interés en la condición humana.
En definitiva, la obra de Haroldo Conti es un legado literario que nos invita a reflexionar sobre la vida, la muerte y la condición humana. Su narrativa simple y sincera nos recuerda la importancia de cantar con el corazón y de contar historias que reflejen la realidad y la complejidad de la vida humana.
Carlos Alberto Leiva
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