La dulce agonía de Lipo: crónica de una fábrica en cierres

La fábrica de caramelos Lipo S.A., ubicada en el partido bonaerense de Lanús, enfrenta un proceso de cierre tras décadas de actividad en el rubro de la confitería industrial. La empresa, fundada en 1969, llegó a producir dos millones de caramelos diarios y exportaba productos a países del Mercosur, Asia y Europa. Sin embargo, hoy más de 100 trabajadores se encuentran en paro por tiempo indeterminado, denunciando que no cobran sus sueldos desde abril.

Los empleados afirman que la empresa no abonó los salarios correspondientes a abril y no da respuestas claras sobre su continuidad laboral. “Nos presentamos en las instalaciones para cumplir nuestra jornada, pero nos encontramos con la fábrica prácticamente paralizada”, relatan. El dueño de la firma, Osvaldo Iglesias, ofreció abonar lo adeudado con un descuento del 40%, argumentando que esos días no fueron trabajados debido a la falta de insumos. La propuesta fue rechazada por los empleados, quienes exigen el pago completo.

La producción de la planta se redujo drásticamente en los últimos meses, pasando de dos millones de unidades diarias en 2023 a apenas 400 mil unidades por día. La empresa fue achicando su personal de forma progresiva hasta llegar al centenar de empleados actuales. Algunos trabajadores denuncian que parte del personal fue trasladado a una nueva planta en el partido de Ezeiza, mientras que otros fueron desvinculados. “Sostienen que se trató de un proceso encubierto de vaciamiento”, aseguran.

Las instalaciones de la planta en Lanús presentan señales de abandono. “Ya no hay materia prima para continuar con la producción y la maquinaria fue apagada hace semanas”, aseguran algunos trabajadores. La situación permanece sin resolverse, con el personal continuando con medidas de fuerza mientras esperan respuestas de la empresa y algún tipo de intervención estatal.

El destino de la planta de Lanús es incierto, y se desconoce si la firma continuará operando únicamente desde Ezeiza. La incertidumbre y la preocupación se apoderaron de los trabajadores, que ven peligrar sus fuentes de trabajo y la continuidad de una empresa que fue proveedora de marcas mayoristas y cadenas como Carrefour. La fábrica que una vez fue sinónimo de dulzura y tradición ahora enfrenta una realidad amarga y desoladora.

Carlos Alberto Leiva

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